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Marrella era uno de los animales más extraños que se hallaron en el Cámbrico. Tenía un cráneo de una forma cuadrada del que sobresalían dos largas antenas curvadas, que carecía de ojos. Un poco más atrás, tenía un par de patas desarrolladas especialmente para detectar movimientos en el agua (depredadores como Anomalocaris o a sus presas), que terminaban en una mata de pelillos muy sensibles. De la cabeza sobresalían dos cuernos afilados que usaba como defensa. En la parte más trasera del cráneo sobresalía una gran espina, y el resto de la estructura del cráneo se dividía en dos. Este animal tenía 22 pares de patas pequeñas en las que se insertaban las branquias del animal. El resto del cuerpo tenía una forma alargada y se iba estrechando hasta la cola; y estaba segmentado. Se han hallado fósiles que muestran las defecaciones del animal, y otro fósil muestra al animal en el proceso de muda de piel. Debido a su extraña forma, la clasificación de Marrella es muy difícil, pero se cree que era un artrópodo.